Los Santos son los protagonistas de la Historia.

El Nombre que nos imponen cuando nos Bautizan, nos hace únicos, y es el que como hijos de Dios determina nuestra misión en la vida para proclamar la Buena Nueva.

jueves, 29 de junio de 2023

SAN PEDRO Y SAN PABLO: Nos enseñan a perseverar en las pruebas con paciencia y que en Jesús Dios nos revela la salvación.

    Cada 29 de junio, en la solemne celebración de San Pedro y San Pablo, apóstoles, recordamos a estos valientes testigos de Jesucristo y, al mismo tiempo, hacemos una fervorosa confesión de fe en la Iglesia, una, santa, católica y apostólica. Esta es una ocasión que despierta profunda emoción y gratitud en nuestros corazones.

 

Como católicos, somos afortunados de seguir la fe de San Pedro y San Pablo, una fe que nos ha sido transmitida por los mismos apóstoles. Pedro, el amigo frágil y apasionado de Jesús, fue elegido por Cristo como "la roca" sobre la cual se construiría su Iglesia. Aceptó humildemente esta misión hasta el final, incluso hasta su muerte como mártir. La tumba de San Pedro en la Basílica de San Pedro en el Vaticano es un lugar de peregrinación para millones de creyentes de todo el mundo, que acuden para honrar su memoria y buscar su intercesión.

Por su parte, Pablo, el perseguidor de los cristianos que se convirtió en Apóstol de los gentiles, es un modelo de ferviente evangelizador para todos los católicos. Después de su encuentro con Jesús en el camino a Damasco, se entregó completamente a la causa del Evangelio, sin reservas. Su vida es un testimonio vibrante del poder transformador de la gracia de Dios.

La festividad de San Pedro y San Pablo ha sido celebrada desde tiempos antiguos. Ya en el siglo cuarto, se conmemoraba este día en Roma y en Oriente. La fecha del 29 de junio se remonta al año 258, cuando los restos de los Apóstoles fueron trasladados a la Vía Apia ad Catacumbas, cerca de San Sebastiano fuori le mura. Posteriormente, cuando se construyeron las iglesias en el Vaticano y en la Vía Ostiensis, los restos fueron devueltos a sus lugares de descanso originales: los de Pedro a la Basílica de San Pedro y los de Pablo a la iglesia en la Vía Ostiensis.

Desde tiempos antiguos, se erigió una iglesia en honor a los dos Apóstoles en el sitio Ad Catacumbas, convirtiéndose en un lugar de especial devoción. En este lugar, se celebraba un servicio divino solemne en el día de la festividad, junto con las otras dos iglesias mencionadas anteriormente. Estas conmemoraciones locales de los Apóstoles están arraigadas en leyendas y tradiciones, como el lugar donde el mago Simón fue arrojado al suelo ante la oración de Pedro, o la cárcel Mamertina donde se cree que los Apóstoles estuvieron encarcelados antes de su martirio.


    El 29 de junio, además de ser la festividad de San Pedro y San Pablo, es el Día del Papa. En esta jornada, estamos invitados a reflexionar sobre el ministerio del Sucesor de Pedro, a orar por él y a contribuir con nuestras limosnas y donativos para apoyar su labor evangelizadora y de caridad. El Papa, como Sucesor de Pedro, es el principio y fundamento visible de unidad para los obispos y los fieles de toda la Iglesia. Es el Pastor de la Iglesia y tiene autoridad suprema y universal. Al orar por el Papa, pedimos que la Iglesia se mantenga fiel a su magisterio y vivamos como hermanos unidos en el amor y la caridad, tal como lo hicieron los primeros cristianos.

Además de la oración y el agradecimiento, esta jornada nos llama a colaborar con nuestras limosnas y donativos en la colecta especial. A través de ella, ayudamos al Papa en su misión a favor de la Iglesia Universal y de los más necesitados. En esta carta pastoral, deseo expresar mi agradecimiento a todos los fieles y solicitar, una vez más, la generosa colaboración económica de todos los diocesanos, para que el Santo Padre pueda cumplir su ministerio. Que el Señor recompense vuestra generosidad y que vuestro comportamiento refleje el cariño, la obediencia y el amor que profesáis al Papa.


 

lunes, 26 de junio de 2023

SAN JOSEMARÍA: Es el santo de lo ordinario. Nos enseña que todos los hombres estamos llamados a ser santos.

Hoy 26-06-23, la Iglesia celebra la festividad de san Josemaría Escrivá.

San Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975), fundador del Opus Dei.

 
Una familia cristiana (1902 – 1914)

Josemaría Escrivá de Balaguer nació en Barbastro (Huesca, España) el 9 de enero de 1902. Sus padres se llamaban José y Dolores. Tuvo cinco hermanos: Carmen (1899-1957), Santiago (1919-1994) y otras tres hermanas menores que él, que murieron cuando eran niñas. El matrimonio Escrivá dio a sus hijos una profunda educación cristiana. [+información]

Vocación de San Josemaría (1914 – 1918)

En 1915 quebró el negocio del padre, comerciante de tejidos, y la familia hubo de trasladarse a Logroño, donde el padre encontró otro trabajo. En esa ciudad, Josemaría, después de ver unas huellas en la nieve de los pies descalzos de un religioso, intuye que Dios desea algo de él, aunque no sabe exactamente qué es. Piensa que podrá descubrirlo más fácilmente si se hace sacerdote, y comienza a prepararse primero en Logroño y más tarde en el seminario de Zaragoza. [+información]

Ordenación sacerdotal (1918 - 1925)

Siguiendo un consejo de su padre, en la Universidad de Zaragoza estudia también la carrera civil de Derecho como alumno libre. D. José Escrivá muere en 1924, y Josemaría queda como cabeza de familia. Recibe la ordenación sacerdotal el 28 de marzo de 1925 y comienza a ejercer el ministerio primero en una parroquia rural y luego en Zaragoza.

Fundación del Opus Dei y dedicación a los pobres y enfermos (1928 - 1936)

En 1927 se traslada a Madrid, con permiso de su obispo, para obtener el doctorado en Derecho. En Madrid, el 2 de octubre de 1928, Dios le hace ver lo que espera de él, y funda el Opus Dei. Desde ese día trabaja con todas sus fuerzas en el desarrollo de la fundación que Dios le pide, al tiempo que continúa con el ministerio pastoral que tiene encomendado en aquellos años, que le pone diariamente en contacto con la enfermedad y la pobreza en hospitales y barriadas populares de Madrid. [+información]

Guerra Civil Española y Paso de los Pirineos (1936 - 1939)

Al estallar la guerra civil, en 1936, Josemaría Escrivá se encuentra en Madrid. La persecución religiosa le obliga a refugiarse en diferentes lugares. Ejerce su ministerio sacerdotal clandestinamente, hasta que logra salir de Madrid. Después de una travesía por los Pirineos hasta el sur de Francia, se traslada a Burgos. [+información]

Intenso trabajo pastoral (1939 - 1945)

Cuando acaba la guerra, en 1939, regresa a Madrid. En los años siguientes dirige numerosos ejercicios espirituales para laicos, para sacerdotes y para religiosos. En el mismo año 1939 termina sus estudios de doctorado en Derecho. [+información]

Roma y el Concilio Vaticano II (1946 - 1965)

En 1946 fija su residencia en Roma. Obtiene el doctorado en Teología por la Universidad Lateranense. Es nombrado consultor de dos Congregaciones vaticanas, miembro honorario de la Pontificia Academia de Teología y prelado de honor de Su Santidad. Sigue con atención los preparativos y las sesiones del Concilio Vaticano II (1962-1965), y mantiene un trato intenso con muchos de los padres conciliares. [+información]

Expansión del Opus Dei y viajes de catequesis (1970 - 1975)

Desde Roma viaja en numerosas ocasiones a distintos países de Europa, para impulsar el establecimiento y la consolidación del trabajo apostólico del Opus Dei. Con el mismo objeto, entre 1970 y 1975 hace largos viajes por México, la Península Ibérica, América del Sur y Guatemala, donde además tiene reuniones de catequesis con grupos numerosos de hombres y mujeres. [+información]

Fallecimiento y fama de santidad

Fallece en Roma el 26 de junio de 1975. Varios miles de personas, entre ellas numerosos obispos de distintos países —en conjunto, un tercio del episcopado mundial—, solicitan a la Santa Sede la apertura de su causa de canonización. [+información]

Canonización de san Josemaría 

El 17 de mayo de 1992, Juan Pablo II beatifica a Josemaría Escrivá de Balaguer. Lo proclama santo diez años después, el 6 de octubre de 2002, en la plaza de San Pedro, en Roma, ante una gran multitud. «Siguiendo sus huellas —dijo en esa ocasión el Papa en su homilía—, difundid en la sociedad, sin distinción de raza, clase, cultura o edad, la conciencia de que todos estamos llamados a la santidad». [+información]

 
Himno de San Joesemaría

Si quiere rezar ante los restos de san Josemaría, puede acudir a Santa María de la Paz (Roma). O bien descargue el folleto informativo en formato pdf.

https://opusdei.org/es-es/article/biografia-de-san-josemaria-2/



sábado, 24 de junio de 2023

SAN JUAN BAUTISTA. Él dio ejemplo con su vida de estos tres valores; Fe, fraternidad y servicio.

    Hoy la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista, el 24 de junio de 2023


En uno de sus célebres sermones, San Agustín de Hipona (354-430) se refirió a esta celebración, diciendo: "La Iglesia celebra el nacimiento de Juan como algo sagrado y él es el único de los santos cuyo nacimiento se festeja". Así, el Obispo de Hipona destacaba una antigua convicción de la Iglesia acerca de Juan, el Bautista: su nacimiento marca un punto de inflexión en la historia de la salvación.

Agustín explica el motivo de esta afirmación: "Juan llega a ser como la línea divisoria entre los dos Testamentos, el antiguo y el nuevo. Así lo atestigua el mismo Señor cuando dice: la ley y los profetas llegaron hasta Juan".

En el primer capítulo del Evangelio de San Lucas se relata cómo Zacarías, un sacerdote judío casado con Isabel, no podía tener hijos debido a que su esposa era estéril y de edad avanzada. En ese momento, el ángel Gabriel se le aparece a Zacarías, a la derecha del altar, y le anuncia que su esposa concebirá un hijo que será el precursor del Mesías, a quien deberá llamar "Juan". Sin embargo, presa del miedo, Zacarías duda de la posibilidad de esto y queda mudo "hasta que todo se cumple".

Después de que el ángel Gabriel se aparece a la Virgen María para anunciarle que será la madre del Salvador, ella, "llena de gracia", va a visitar a su prima Isabel, que está embarazada, y se queda para ayudarla hasta que nazca su hijo. Ese niño, nacido de una mujer considerada estéril, es Juan, la "voz que clama en el desierto", el hombre que prepararía el camino para el Mesías. Juan Bautista nace seis meses antes que Jesucristo.

Esta celebración es centrada en Cristo. Al igual que el nacimiento del Señor Jesús se celebra el 25 de diciembre, durante el solsticio de invierno (el día más corto del año), el nacimiento de San Juan se celebra el 24 de junio, durante el solsticio de verano (el día más largo). De esta manera, se puede decir que después de Jesús, los días se vuelven más largos, y después de Juan, los días se vuelven más cortos, hasta que "el sol de Justicia", el Señor, vuelva a nacer.

Estas dos fechas fueron establecidas por la Iglesia en el siglo IV, con el propósito de darles un nuevo significado al superponerlas con dos festividades importantes del calendario greco-romano. El "día del sol" (25 de diciembre) y el "día de Diana", una fiesta de la fertilidad (24 de junio), se convirtieron desde entonces en festividades cristianas que evocan la obra de la salvación, al mismo tiempo que mantienen una conexión con el ciclo de la vida natural, que es obra de Dios.

 

 

jueves, 22 de junio de 2023

SAN JUAN FISHER Y SANTO TOMÁS MORO

 22 de junio, San Juan Fisher y Sto. Tomás Moro, mártires.

 

    San Juan Fisher. Este santo mártir nació en Beverley, Inglaterra, en el año 1469. A los 14 años ya era el estudiante más sobresaliente y, a los 20 fue nombrado profesor del colegio San Miguel. Se doctoró en la famosa Universidad de Cambridge, y a los 22 años, obtuvo ser dispensado de la falta de edad, y fue ordenado sacerdote. Poco después recibió el nombramiento de vicecanciller o vicerrector de la gran universidad.

En 1504, fue elegido nuestro santo como obispo de Rochester, cuando sólo tenía 35 años. Y él, como hacía con todos los cargos que le confiaban, se dedicó a este oficio con todas las fuerzas de su recia personalidad. Con un entusiasmo no muy frecuente en su época, se dedicó a visitar todas y cada una de las parroquias para observar si cada uno estaba cumpliendo con su deber, y animar a los no muy entusiastas.A los sacerdotes les insistía en la grave responsabilidad de cumplir muy exactamente sus deberes sacerdotales. Iba personalmente a visitar a los más pobres.

Dedicaba, además, muchas horas al estudio y a escribir libros. Se hicieron famosos sus discursos fúnebres a la muerte del rey Enrique VII y en el funeral de la reina Margarita. Aunque era obispo y además canciller de la universidad, llevaba una vida tan austera como la de un monje. No dormía más de seis horas. Hacía fuertes penitencias. Cuando Lutero empezó a difundir los errores de los protestantes, el obispo Fisher fue elegido para atacar tan fatales errores, y escribió cuatro libros para combatir los errores de los luteranos.

En un Sínodo de Inglaterra, el obispo Fisher protestó fuertemente contra la mundanalidad de algunos eclesiásticos, y la vanidad de aquellos que buscaban altos puestos y no la verdadera santidad. Cuando el rey Enrique VIII dispuso divorciarse de su legítima esposa y casarse con su concubina Ana Bolena, el obispo Juan Fisher fue el primero en oponerse. Y aunque muchos altos personajes, por conservar la amistad del rey, declararon que ese divorcio sí se podía hacer, en cambio Juan, aún con peligro de perder sus cargos y ser condenado a muerte, declaró públicamente que el matrimonio católico es indisoluble.

El terrible rey Enrique VIII se declaró jefe supremo de la Iglesia en Inglaterra en reemplazo del Sumo Pontífice, y todos los que deseaban conservar sus altos puestos en el gobierno y en la Iglesia, lo apoyaron. Pero Juan Fisher declaró que esto era absolutamente equivocado y en pleno Parlamento exclamó: "Querer reemplazar al Papa de Roma por el rey de Inglaterra, como jefe de nuestra religión es como gritarle un ‘muera’ a la Iglesia Católica".

Las amenazas de los enemigos empezaron a llegar sobre él. Dos veces lo llevaron a la cárcel. Otra vez trataron de envenenarlo. Le inventaron toda clase de calumnias, y como no lograron intimidarlo, lo mandaron encerrar en la Torre de Londres. Tenía entonces 66 años. Estando en prisión, recibió del sumo Pontífice el nombramiento de Cardenal. El impío rey exclamó: "Le mandaron el sombrero de Cardenal, pero no podrá ponérselo, porque yo le mandaré cortar la cabeza". Y así fue. El 17 de junio de 1535 le leyeron la sentencia de muerte.

El rey Enrique VIII mandaba matarlo por no aceptar el divorcio y por no aceptar que el rey reemplazara al Papa en el gobierno de la Iglesia Católica. Al llegar al sitio donde le van a cortar la cabeza, el venerable anciano se dirige a la multitud y les dice a todos que muere por defender a la Santa Iglesia Católica fundada por Jesucristo. Recita el "Tedeum" en acción de gracias y, muere. 

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    Santo Tomás Moro, nacido en Londres en 1478, fue un destacado humanista y erudito inglés. 

Realizó sus estudios en Oxford y Londres, donde demostró un gran interés por el conocimiento y se relacionó con importantes intelectuales de su época, como Erasmo y Luis Vives. Aunque inicialmente consideró la vida monástica, su lectura de "La Ciudad de Dios" de San Agustín lo llevó a buscar ser un ciudadano comprometido tanto con el mundo terrenal como con el celestial.

La obra de Pico de la Mirándola, "Vida", ejerció una profunda influencia en su vocación y visión de la vida. Contrajo matrimonio con Juana y juntos tuvieron cuatro hijos, pero lamentablemente quedó viudo. Posteriormente, contrajo segundas nupcias con Alicia.

Santo Tomás Moro supo encontrar un equilibrio entre una vida interior profunda y sus responsabilidades profesionales. Fue un pionero en la promoción de la participación de los laicos en la sociedad y abordó los problemas de su tiempo desde una perspectiva cristiana.

A través de su ejemplo, resaltó el valor de realizar un trabajo bien hecho. Su prestigio como abogado creció rápidamente, y se le solicitó su colaboración en la Corte, hasta que finalmente fue elegido Canciller del Reino. Sin embargo, cuando el Rey Enrique VIII presionó y sobornó para obtener la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón, Santo Tomás Moro renunció a su cargo, anticipando las consecuencias que esto le acarrearía.

Moro se negó a firmar el Acta de Sucesión y de Supremacía, que declaraba al rey como cabeza de la Iglesia Anglicana y establecía la independencia de Roma. Aunque reconocía la autoridad civil del rey, no estaba dispuesto a traicionar su conciencia. Poco después, fue juzgado y encarcelado en la Torre de Londres. A pesar de las numerosas peticiones para que cediera y firmara, Moro se mantuvo firme en su postura, pues prefería ser discípulo del Señor antes que del Rey. Durante su encarcelamiento, su hija Margarita lo visitaba con frecuencia y juntos rezaban y reflexionaban sobre el cielo.

Finalmente, el 16 de julio de 1535, Santo Tomás Moro fue decapitado.
A lo largo de su vida, escribió numerosos libros de piedad y en defensa de la fe, siendo su obra más famosa "Utopía". Su martirio fue un testimonio de su compromiso por la unidad de la Iglesia y la defensa de la libertad de conciencia frente a leyes civiles injustas.
En 1935, Pío XI lo canonizó, reconociendo su santidad y ejemplo para todos los fieles.

    Otros Santos que se celebran hoy: Silverio, papa; Aldegunda, Florentina, vírgenes; Macario, Inocencio, obispos; Regimberto, Bertoldo, Mernico, confesores; Novato, Pablo, Ciriaco, mártires; José, anacoreta; Dermot O’Hurley, Margarita Bermingham viuda de Ball, Francisco Taylor, Ana Line, Margarita Cltheroe, Margarita Ward y compañeros mártires ingleses, beatos.

 

 

viernes, 16 de junio de 2023

SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

  16 de Junio 2023
 

 "Hoy la Iglesia celebra el Sagrado Corazón de Jesús". Es un recordatorio del Dios encarnado que entregó su vida por todos nosotros y abrió la posibilidad de la vida eterna al resucitar. Sin embargo, quiero enfatizar que esta posibilidad no es gratuita, ni siquiera cuando se trata de nuestra relación con Dios. Es necesario cumplir con sus preceptos y condiciones. Debemos amarlo a Él y amarnos mutuamente, de la misma manera en que Él nos ama. 

Aunque parezca fácil, en este mundo lleno de envidias e intereses personales, a menudo nos encontramos en caminos divergentes. Olvidamos que al final de nuestros días, no nos llevaremos nada material, solo el amor que hayamos dado y recibido.

"Así que, en este viernes, te invito a reflexionar sobre el significado de amar a los demás y vivir en coherencia con los valores que Jesús nos enseñó". 

Recuerda que el amor genuino y desinteresado tiene el poder de transformar nuestras vidas y el mundo que nos rodea. No permitas que las distracciones mundanas te desvíen de tu propósito de amar y ser amado. Aprovecha esta oportunidad para cultivar relaciones auténticas y significativas, donde puedas dejar una huella de amor duradera. 

¡Que tengas un viernes bendecido!

La devoción al Corazón de Jesús

La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, cuando se meditaba en el costado y el Corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y por ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo. La devoción al Sagrado Corazón está por encima de otras devociones porque veneramos al mismo Corazón de Dios. Pero fue Jesús mismo quien, en el siglo diecisiete, en Paray-le-Monial, Francia, solicitó, a través de una humilde religiosa, que se estableciera definitiva y específicamente la devoción a su Sacratísimo Corazón.


El 16 de junio de 1675 se le apareció Nuestro Señor y le mostró su Corazón a Santa Margarita María de Alacoque. Su Corazón estaba rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre y, del interior de su corazón, salía una cruz.  Santa Margarita  escuchó a Nuestro Señor decir: 

"He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de amor." 

Con estas palabras Nuestro Señor mismo nos dice en qué consiste la devoción a su Sagrado Corazón. La devoción en sí está dirigida a la persona de Nuestro Señor Jesucristo y a su amor no correspondido, representado por su Corazón. Dos, pues son los actos esenciales de esta devoción: amor y reparación. Amor, por lo mucho que Él nos ama. Reparación y desagravio, por las muchas injurias que recibe sobre todo en la Sagrada Eucaristía.

 

 

martes, 13 de junio de 2023

SAN ANTONIO DE PADUA

13 de junio, San Antonio de Padua.

  San Antonio nació en Lisboa, el 15 de agosto de 1195, de buena familia,  y le pusieron de nombre Hernando o Fernando. Se formó en la escuela de la Catedral, y después ingresó en la abadía de los canónigos regulares de San Agustín estudiando en Lisboa y después en el monasterio de Coimbra. Y estando en esta ciudad, en el verano de 1220, a sus 25 años, vio llegar los cadáveres de los primeros cinco mártires franciscanos asesinados por musulmanes en Marruecos, lo que despertó en él el deseo del martirio, y decidió mudar de orden y acudió al convento de frailes menores a los que pidió el ingreso con la condición de que lo enviaran a predicar a tierra de moros. Entonces cambió su nombre por Antonio (en honor de San Antonio Abad). Su noviciado fue breve, y por fin, en la primavera de 1221, el P. Guardián lo envió a Marruecos, donde no encontró el martirio, sino una grave enfermedad que le obligó a regresar a Europa, dirigiéndose hacia España, pero desembarcando en Sicilia debido a una tempestad. Y estando en Italia, participó del capitulo general en Asís, (junto con tres mil frailes) donde conoció a San Francisco, quien le mandó predicar y enseñar Teología. Por aquel tiempo se ordenó sacerdote.

 Se entregó a predicar por Italia y Francia durante diez años, convirtiendo a incrédulos y pecadores, convirtiendo a herejes cátaros, y enfervorizando a las gentes. En sus prédicas lo acompañaban sacerdotes que no daban abasto para escuchar las confesiones, de tantos que se sentían arrepentidos.

El mismo San Antonio dedicaba largas horas a confesar, a menudo en ayunas.
Con frecuencia tenía que predicar al aire libre porque no cabía la gente en las iglesias.

Realizó tantos milagros, que está considerado el mayor taumaturgo de la Historia de la Iglesia. De entre los muchos hechos sobrenaturales de su vida, podemos destacar varios:

-Al principio de su vida religiosa, el Niño Jesús se le apareció en su celda.  Este milagro se repitió poco antes de morir.
 
-En Limoges, cayó una tormenta que no mojó a los oyentes de su prédica.
En una discusión con un hereje, una mula hambrienta rechazó el heno para inclinarse ante el Santísimo.

-No queriendo escucharle los habitantes de Rímini por haber sucumbido a la herejía, San Antonio predicó a unos peces que se detuvieron ante él como si le escucharan, ante lo cual, los herejes acudieron a escuchar a San Antonio.

-Un recién nacido habló para aclarar una sospecha infundada de infidelidad matrimonial.

-Un pié fue reinjertado.

-San Antonio comió, a sabiendas, una comida envenenada por herejes, que no le causó daño, lo que  indujo la conversión de aquellos infames.

-En el funeral de un avaro, San Antonio advirtió que no podía ser enterrado en lugar consagrado, porque no tenía corazón, y abriendo el cadáver, confirmaron que efectivamente no tenía corazón y lo encontraron en su caja fuerte donde conservaba el dinero.

-El tirano Ezzelino, despues de perpetrar una terrible matanza en Verona, ante una reprimenda de San Antonio, vio emanar de su rostro un fulgor divino.

-Ante una falsa acusación, un cadáver habló exculpando a un inocente.

-En varias ocasiones, San Antonio se bilocó, predicando en diferentes lugares al mismo tiempo.

-El bebé Tomasito ahogado, fue resucitado, y de este milagro se deriva la Obra del Pan de los Pobres, pues la madre había prometido dar tanto pan a los pobres, cuanto era el peso del niño.
Etc.

Enfermo de hidropesía, murió el 13 de junio de 1231, a sus 35 años.
Pío XII lo declaró doctor de la Iglesia, y se le conoce con apodos como el "Doctor Evangélico", el "Santo de los Milagros" "El Arca del Testamento" (Este último apodo por la facilidad con que citaba la Biblia, y de hecho en sus escritos se superan las seis mil citas bíblicas).

Es patrono de los que buscan noviazgo.



domingo, 11 de junio de 2023

SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI

 11-junio 2023

La Solemnidad del Corpus Christi es una de las festividades litúrgicas más importantes en la Iglesia Católica. Se celebra anualmente en honor al Santísimo Sacramento de la Eucaristía y es una ocasión para recordar al mundo que Jesucristo está presente de forma viva y real en este sacramento. La Solemnidad es el jueves 8 de junio, pero en muchos lugares la celebración se traslada al domingo 11.

El origen de esta festividad se remonta al siglo XIII, cuando Santa Juliana de Cornillon*, una monja belga, tuvo visiones en las que se le pedía la institución de una fiesta en honor al Cuerpo y la Sangre de Cristo. Posteriormente, el Papa Urbano IV instituyó oficialmente la solemnidad en el año 1264, extendiéndola a toda la Iglesia.

El evento central de esta celebración es la procesión solemne en la que se lleva el Santísimo Sacramento, generalmente en forma de una ostia consagrada, en una custodia de oro o plata adornada con flores. Durante esta procesión, los fieles tienen la oportunidad de rendir homenaje a Cristo presente en la Eucaristía, adorándolo y expresando su fe en su presencia real.

La Eucaristía, cuyo nombre deriva del griego "eucharistia" que significa "acción de gracias", es considerada el sacramento central de la fe católica. Jesús mismo instituyó la Eucaristía durante la Última Cena, cuando tomó pan y vino, los bendijo y dijo a sus discípulos: "Tomen y coman; esto es mi cuerpo" (Mt 26,26-28). En ese momento, el pan y el vino se convirtieron verdadera, real y sustancialmente en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, manteniendo también su Alma y Divinidad.

La doctrina católica sostiene que, en la Santa Misa, durante el momento de la consagración, los obispos y sacerdotes, como sucesores de los apóstoles, tienen el poder de realizar la transubstanciación (convierten realmente el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo). Este proceso transforma el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, mientras que las apariencias externas del pan y el vino, como el sabor y el aspecto, permanecen sin cambios.

La solemnidad del Corpus Christi es una oportunidad para renovar la fe en la presencia real de Jesús en la Eucaristía y para agradecer a Dios por este regalo inmenso. Durante esta festividad, se llevan a cabo procesiones, se adornan los altares con flores y se realizan actos de adoración y oración en presencia del Santísimo Sacramento.

En resumen, la Solemnidad del Corpus Christi es una fiesta litúrgica significativa que conmemora la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. A través de este sacramento, los fieles creen que Jesús se hace presente de manera viva y sustancial, y la celebración de esta solemnidad es una ocasión para honrar, adorar y dar gracias por este misterio central de la fe católica.

La Solemnidad del Corpus Christi es una de las cinco ocasiones en el año en que un Obispo no puede estar fuera de su diócesis, salvo por una urgente y grave razón.

Santa Juliana de Lieja O.S.A. fue una monja agustina, reconocida por la Iglesia católica como santa. Dedicó gran parte de su vida a promover la devoción del Corpus Christi, cuya fiesta se estableció en 1264, a los 9 años de su muerte, por el papa Urbano IV.

 

domingo, 4 de junio de 2023

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

 La Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Los cristianos son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


 1. La revelación del Dios uno y trino

«El misterio central de la fe y de la vida cristiana es el misterio de la Santísima Trinidad. Los cristianos son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Compendio, 44). 

Toda la vida de Jesús es revelación del Dios Uno y Trino: en la anunciación, en el nacimiento, en el episodio de su pérdida y hallazgo en el Templo cuando tenía doce años, en su muerte y resurrección, Jesús se revela como Hijo de Dios de una forma nueva con respecto a la filiación conocida por Israel. 

Al comienzo de su vida pública, además, en el momento de su bautismo, el mismo Padre atestigua al mundo que Cristo es el Hijo Amado (cfr. Mt 3, 13-17 y par.) y el Espíritu desciende sobre Él en forma de paloma. 

A esta primera revelación explicita de la Trinidad corresponde la manifestación paralela en la Transfiguración, que introduce al misterio Pascual (cfr. Mt 17, 1-5 y par.). 

Finalmente, al despedirse de sus discípulos, Jesús les envía a bautizar en el nombre de las tres Personas divinas, para que sea comunicada a todo el mundo la vida eterna del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (cfr. Mt 28, 19).

En el Antiguo Testamento, Dios había revelado su unicidad y su amor hacia el pueblo elegido: Yahwé era como un Padre. Pero, después de haber hablado muchas veces por medio de los profetas, Dios habló por medio del Hijo (cfr. Hb 1, 1-2), revelando que Yahwé no sólo es como un Padre, sino que es Padre (cfr. Compendio, 46). 

Jesús se dirige a Él en su oración con el término arameo Abbá, usado por los niños israelitas para dirigirse a su propio padre (cfr. Mc 14, 36), y distingue siempre su filiación de la de los discípulos. Esto es tan chocante, que se puede decir que la verdadera razón de la crucifixión es justamente el llamarse a sí mismo Hijo de Dios en sentido único. Se trata de una revelación definitiva e inmediata [1], porque Dios se revela con su Palabra: no podemos esperar otra revelación, en cuanto Cristo es Dios (cfr., p. ej., Jn 20, 17) que se nos da, insertándonos en la vida que mana del regazo de su Padre.

En Cristo, Dios abre y entrega su intimidad, que de por sí sería inaccesible al hombre sólo por medio de sus fuerzas [2]. Esta misma revelación es un acto de amor, porque el Dios personal del Antiguo Testamento abre libremente su corazón y el Unigénito del Padre sale a nuestro encuentro, para hacerse una cosa sola con nosotros y llevarnos de vuelta al Padre (cfr. Jn 1, 18). Se trata de algo que la filosofía no podía adivinar, porque radicalmente se puede conocer sólo mediante la fe.

2. Dios en su vida íntima

Dios no sólo posee una vida íntima, sino que Dios es –se identifica con– su vida íntima, una vida caracterizada por eternas relaciones vitales de conocimiento y de amor, que nos llevan a expresar el misterio de la divinidad en términos de procesiones.

De hecho, los nombres revelados de las tres Personas divinas exigen que se piense en Dios como el proceder eterno del Hijo del Padre y en la mutua relación –también eterna– del Amor que «sale del Padre» (Jn 15, 26) y «toma del Hijo»(Jn 16, 14), que es el Espíritu Santo. 

La Revelación nos habla, así, de dos procesiones en Dios: la generación del Verbo (cfr. Jn 17. 6) y la procesión del Espíritu Santo. Con la característica peculiar de que ambas son relaciones inmanentes, porque están en Dios: es más son Dios mismo, en tanto que Dios es Personal; cuando hablamos de procesión, pensamos ordinariamente en algo que sale de otro e implica cambio y movimiento. 

Puesto que el hombre ha sido creado a imagen y semejanza del Dios Uno y Trino (cfr. Gn 1, 26-27), la mejor analogía con las procesiones divinas la podemos encontrar en el espíritu humano, donde el conocimiento que tenemos de nosotros mismos no sale hacia afuera: el concepto que nos hacemos de nosotros es distinto de nosotros mismos, pero no está fuera de nosotros. 

Lo mismo puede decirse del amor que tenemos para con nosotros. De forma parecida, en Dios el Hijo procede del Padre y es Imagen suya, análogamente a como el concepto es imagen de la realidad conocida. Sólo que esta Imagen en Dios es tan perfecta que es Dios mismo, con toda su infinitud, su eternidad, su omnipotencia: el Hijo es una sola cosa con el Padre, el mismo Algo, esa es la única e indivisa naturaleza divina, aunque sea otro Alguien. El Símbolo del Nicea-Constantinopla lo expresa con la formula «Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero». El hecho es que el Padre engendra al Hijo donándose a Él, entregándole Su substancia y Su naturaleza; no en parte, como acontece en la generación humana, sino perfecta e infinitamente.

Lo mismo puede decirse del Espíritu Santo, que procede como el Amor del Padre y del Hijo. Procede de ambos, porque es el Don eterno e increado que el Padre entrega al Hijo engendrándole y que el Hijo devuelve al Padre como respuesta a Su Amor. 

Este Don es Don de sí, porque el Padre engendra al Hijo comunicándole total y perfectamente su mismo Ser mediante su Espíritu. La tercera Persona es, por tanto, el Amor mutuo entre el Padre y el Hijo [3]. El nombre técnico de esta segunda procesión es espiración. Siguiendo la analogía del conocimiento y del amor, se puede decir que el Espíritu procede como la voluntad que se mueve hacia el Bien conocido.

Estas dos procesiones se llaman inmanentes, y se diferencian radicalmente de la creación, que es transeúnte, en el sentido de que es algo que Dios obra hacia fuera de sí. Al ser procesiones dan cuenta de la distinción en Dios, mientras que al ser inmanentes dan razón de la unidad. Por eso, el misterio del Dios Uno y Trino no puede ser reducido a una unidad sin distinciones, como si las tres Personas fueran sólo tres máscaras; o a tres seres sin unidad perfecta, como si se tratara de tres dioses distintos, aunque juntos.

Las dos procesiones son el fundamento de las distintas relaciones que en Dios se identifican con las Personas divinas: el ser Padre, el ser Hijo y el ser espirado por Ellos. De hecho, como no es posible ser padre y ser hijo de la misma persona en el mismo sentido, así no es posible ser a la vez la Persona que procede por la espiración y las dos Personas de las que procede. 

Conviene aclarar que en el mundo creado las relaciones son accidentes, en el sentido de que sus relaciones no se identifican con su ser, aunque lo caractericen en lo más hondo como en el caso de la filiación. En Dios, puesto que en las procesiones es donada toda la substancia divina, las relaciones son eternas y se identifican con la substancia misma.

Estas tres relaciones eternas no sólo caracterizan, sino que se identifican con las tres Personas divinas, puesto que pensar al Padre quiere decir pensar en el Hijo; y pensar en el Espíritu Santo quiere decir pensar en aquellos respecto de los cuales Él es Espíritu. 

Así las Personas divinas son tres Alguien, pero un único Dios. No como se da entre tres hombres, que participan de la misma naturaleza humana sin agotarla. Las tres Personas son cada una toda la Divinidad, identificándose con la única Naturaleza de Dios [4]: las Personas son la Una en la Otra. Por eso, Jesús dice a Felipe que quien le ha visto a Él ha visto al Padre (cfr. Jn 14, 6), en cuanto Él y el Padre son una cosa sola (cfr. Jn 10, 30 y 17, 21). Esta dinámica, que técnicamente se llama pericóresis o circumincesio (dos términos que hacen referencia a un movimiento dinámico en que el uno se intercambia con el otro como en una danza en círculo) ayuda a darse cuenta de que el misterio del Dios Uno y Trino es el misterio del Amor: «Él mismo es una eterna comunicación de amor: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y nos ha destinado a participar en Él» (Catecismo, 221).

3. Nuestra vida en Dios

Siendo Dios eterna comunicación de Amor es comprensible que ese Amor se desborde fuera de Él en Su obrar. Todo el actuar de Dios en la historia es obra conjunta de la tres Personas, puesto que se distinguen sólo en el interior de Dios. No obstante, cada una imprime en las acciones divinas ad extra su característica personal [5]

Con una imagen, se podría decir que la acción divina es siempre única, como el don que nosotros podríamos recibir de parte de una familia amiga, que es fruto de un sólo acto; pero, para quien conoce a las personas que forman esa familia, es posible reconocer la mano o la intervención de cada una, por la huella personal dejada por ellas en el único regalo.

Este reconocimiento es posible, porque hemos conocido a las Personas divinas en su distinción personal mediante las misiones, cuando Dios Padre ha enviado juntamente al Hijo y al Espíritu Santo en la historia (cfr. Jn 3, 16-17 y 14, 26), para que se hiciesen presentes entre los hombres: «son, sobre todo, las misiones divinas de la Encarnación del Hijo y del don del Espíritu Santo las que manifiestan las propiedades de las personas divinas» (Catecismo, 258). 

Ellos son como las dos manos del Padre [6] que abrazan a los hombres de todos los tiempos, para llevarlos al seno del Padre. Si Dios está presente en todos los seres en cuanto principio de lo que existe, con las misiones el Hijo y el Espíritu se hacen presentes de forma nueva [7]. La misma Cruz de Cristo manifiesta al hombre de todos los tiempos el eterno Don que Dios hace de Sí mismo, revelando en su muerte la íntima dinámica del Amor que une a las tres Personas.

Esto significa que el sentido último de la realidad, lo que todo hombre desea, lo que ha sido buscado por los filósofos y por las religiones de todos los tiempos es el misterio del Padre que eternamente engendra al Hijo en el Amor que es el Espíritu Santo. 

En la Trinidad se encuentra, así, el modelo originario de la familia humana [8] y su vida íntima es la aspiración verdadera de todo amor humano. Dios quiere que todos los hombres sean una sola familia, es decir una cosa sola con Él mismo, siendo hijos en el Hijo. 

Cada persona ha sido creado a imagen y semejanza de la Trinidad (cfr. Gn 1, 27) y está hecho para vivir en comunión con los demás hombres y, sobre todo, con el Padre Celestial. Aquí se encuentra el fundamento último del valor de la vida de cada persona humana, independientemente de sus capacidades o de sus riquezas.

Pero el acceso al Padre se puede encontrar sólo en Cristo, Camino, Verdad y Vida (cfr. Jn 14, 6): mediante la gracia los hombres pueden llegar a ser un solo Cuerpo místico en la comunión de la Iglesia. 

A través de la contemplación de la vida de Cristo y a través de los sacramentos, tenemos acceso a la misma vida íntima de Dios. Por el Bautismo somos insertados en la dinámica de Amor de la Familia de las tres Personas divinas. 

Por eso, en la vida cristiana, se trata de descubrir que a partir de la existencia ordinaria, de las múltiples relaciones que establecemos y de nuestra vida familiar, que tuvo su modelo perfecto en la Sagrada Familia de Nazareth podemos llegar a Dios: «Trata a las tres Personas, a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo. Y para llegar a la Trinidad Beatísima, pasa por María» [9]

De este modo, se puede descubrir el sentido de la historia como camino de la trinidad a la Trinidad, aprendiendo de la “trinidad de la tierra” –Jesús, María y José– a levantar la mirada hacia la Trinidad del Cielo.

Giulio Maspero

Publicado originalmente el 21 de noviembre de 2012

jueves, 1 de junio de 2023

FIESTA DE JESÚS SUMO SACERDOTE

 El jueves, 1 de junio, la Iglesia celebra la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno sacerdote, en la que se invita a tomar conciencia del gran don del sacerdocio y a orar por nuestros sacerdotes para que el Señor siga iluminando su ministerio.

El jueves posterior a la Solemnidad de Pentecostés se celebra en algunos países la fiesta de “Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote”.

Origen y desarrollo

Esta festividad tiene sus orígenes en la celebración del sacerdocio de Cristo que se realiza en la Iglesia desde siempre, pero que en algunas localidades o diócesis, concretamente de España, cobró una forma particular al dedicársele un día del año en particular.

Después de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II la fiesta de Jesucristo, Sumo y eterno sacerdote ha venido recibiendo un impulso creciente por parte de la Congregación de Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote, congregación femenina de vida contemplativa cuyo carisma consiste en pedir por la fidelidad de los sacerdotes y por el aumento de las vocaciones sacerdotales.

La celebración fue introducida en España en 1973 con la aprobación de la Sagrada Congregación para el Culto Divino, con el patrocinio del Papa San Pablo VI. Esta posee textos propios para la celebración de la Santa Misa y el Oficio, aprobados dos años antes.

Además de España, otras Conferencias Episcopales han incluido esta fiesta en sus calendarios litúrgicos particulares. Este es el caso de Chile, Colombia, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela. En algunas diócesis de estos países se le denomina “Jornada por la santificación de los sacerdotes”.

Fundamento a la luz del Magisterio

San Juan Pablo II, en el documento “Ecclesia de Eucharistia” señalaba que “el Hijo de Dios se ha hecho hombre, para reconducir todo lo creado, en un supremo acto de alabanza, a Aquél que lo hizo de la nada… De este modo, Él, el sumo y eterno Sacerdote, entrando en el santuario eterno mediante la sangre de su Cruz, devuelve al Creador y Padre toda la creación redimida. Lo hace a través del ministerio sacerdotal de la Iglesia y para gloria de la Santísima Trinidad”.

La Escritura provee de abundantes referencias que contribuyen a la comprensión del Sacerdocio definitivo de Cristo, el cual comparte todos y cada uno de los sacerdotes que Dios llama a su servicio para toda la eternidad.

En el Nuevo Testamento la palabra “sacerdote” designa ciertamente a los ministros encargados del culto sacrificial, guardianes de la Ley y el Templo, pero su uso se reserva en su sentido pleno para denominar a Cristo que congrega al pueblo de Dios, en virtud de su Sacerdocio real:

"Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz" (1 Pedro 2,9).

Por el sacerdocio ministerial, los sacerdotes son configurados con Cristo y actúan en los sacramentos –de modo eminente, en la celebración de la Eucaristía– in persona Christi capitis Ecclesiae, en la persona de Cristo cabeza de la Iglesia: en el nombre de Cristo y de su Iglesia. El orden sagrado está al servicio del sacerdocio común. Éste último, esencialmente distinto del sacerdocio ministerial (2), permite que cada cristiano se ofrezca a sí mismo y toda su vida en sacrificios espirituales (3), uniéndose al sacrificio de la Cruz actualizado en el misterio eucarístico.